30 de junio de 2010

Del Jacal al Superadobe

"La tierra se convierte en oro en manos de los sabios" Rumi
El hombre, en su etapa inicial de desarrollo, estaba en constante movimiento, siguiendo pautas de caza y recolección dictadas por la región donde vivía.
La naturaleza migratoria de su subsistencia hacía imposible la construcción de una morada fija, a medida que se refinaban las pautas de caza y recolección, se repetían las visitas a muchos de los sitios más deseados (cuevas, barrancos, con proximidad a comida y agua). Este fue el comienzo.

Los refugios mas antiguos donde se utilizo la tierra fueron con el tiempo, de refugios temporales ha estacionales; hechos de matorrales y ramas pequeñas, usualmente cubiertos de lodo para aislarlos del agua. La palabra jacal es el término común para este tipo de construcción.

A medida que aumentaron los conocimientos agrícolas hasta aumentar el nivel de cultura de la fase cazador-recolector hacía la de cultivo más intenso en localidades fijas, también aumento la necesidad de refugio. Estor primeros refugios eran en parte subterráneas, creando una especia de cueva, forma con la que el constructor estaba familiarizada, y fueron llamadas casas fosa. Para su elaboración se empleaban diversas técnicas de construcción de muros, incluyendo mezcla de lodo, grumos de barro y un tipo de ladrillo rudimentario formado en canastillas, llamado construcción tortuga.

El desarrollo del ladrillo (adobe), una unidad modular prefabricada de albañilería, hecha de barro secado al sol, ocurrió en niveles de civilización más avanzados.
La utilización de ladrillos prefabricados empezó con la necesidad de una técnica de construcción más rápida y eficiente, ya que el secado de los muros de barro húmedo y moldeado tomaba mucho tiempo.
Imagen: Casa de Adobe en Tetela del Volcán, Morelos, Méx. Mizrain, 2009.

Otro tipo de ladrillo muy común en muchas áreas es el terrón herboso recortado. Este solo se puede obtener en tierras cenagosas del lecho de ríos. Se recortan, con una pala, porciones del terreno con una fuerte estructura o alfombra de raíz de hierba que se deja secar apoyados de lado, y luego se usan como ladrillos para construir muros. Estos adobes producen muros resistentes y durables.

Con la aparición del ferrocarril llego un abundante suministro de materiales manufacturados a los que no se tenía acceso anteriormente.
Al aumentar esta presión, la utilización del ladrillo de adobe empezó a declinar gradualmente. A pesar de esta tendencia, todavía persistió el uso del ladrillo de adobe en áreas rurales, y por razones de economía, en muchos edificios comerciales.

En las décadas a partir de 1940 y la Segunda Guerra Mundial, la devoción por materiales más modernos llevó al desuso de la tierra para construir.

Durante el relativo alejamiento del escenario para toda una generación de arquitectos, ingenieros, maestros albañiles y constructores, que usaran la construcción con tierra, se perdió esta tecnología.

A finales de los años setenta el iraní Nader Khalili desarrolló el “superadobe”, una técnica de construcción a base de sacos de arena y alambre de espino. En 1987 fundo el Instituto de California de la Tierra de Arte y Arquitectura (Cal-Earth). Un instituto dedicado al estudio de la arquitectura de tierra.

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